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Para nuestros mayores

7 reglas de la cocina saludable para personas mayores

Estas son algunas de las recomendaciones nutricionales más importantes que deben tener en cuenta las personas mayores a la hora de cuidar a nuestros seres queridos. Te presentamos 10 reglas de la cocina saludable para mayores.

1. Comidas regulares y variadas

A medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia: la sensación de hambre y sed disminuye y el metabolismo disminuye. La dieta de las personas mayores debe ser una fuente de nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo. La variedad de comidas es importante y, si se proporcionan a intervalos regulares, proporcionará una fuente de energía y bienestar.

2. Comer frutas y verduras al menos 5 veces al día

Según el Instituto de Alimentación y Nutrición para adultos (especialmente los ancianos), las verduras y las frutas deben formar la base del menú. Son una excelente fuente de fibra, minerales y vitaminas esenciales. Las verduras y frutas deben consumirse crudas, posiblemente después de una cocción al vapor preliminar. Sin embargo, muchas personas mayores pueden tener problemas para morder, por lo que debemos prepararles una comida picada. ¡Recordemos!

3. Productos a base de cereales: lo menos procesados ​​posible

Los productos integrales son una excelente fuente de fibra, que enriquece el sistema digestivo, da una sensación de saciedad y también ayuda a eliminar el colesterol. Es importante que este ingrediente esté incluido en su dieta diaria. Las fuentes de fibra son los cereales integrales y el salvado, las semillas de leguminosas, la pimienta, el repollo, la lechuga y los frutos secos, pero también el arroz integral integral, la pasta integral y los cereales.

4. Productos lácteos al menos tres veces al día, como fuente de calcio

A medida que envejecemos, nuestros huesos se debilitan. La osteoporosis se manifiesta por pérdida de masa ósea, debilitamiento y cambio en la estructura ósea, así como por su mayor susceptibilidad a fracturas. Por eso es tan importante complementar la dieta de nuestra abuela y abuelo con productos que son una gran fuente de calcio, que fortalece huesos y dientes, se recomiendan productos lácteos con un contenido reducido de grasas.

5. Vitamina D esencial

La vitamina D es esencial en el proceso de aportación de calcio y participa en la reconstrucción ósea. La vitamina D llega a nuestra piel bajo la influencia del sol. Lamentablemente, la mayoría de la población de nuestra zona geográfica padece deficiencia de vitamina D en sangre, especialmente en invierno. Por otro lado, la vitamina obtenida en el período de verano permanece en el cuerpo solo durante 2-3 meses y ya a fines del otoño muchas personas mayores sufren de su deficiencia, y la síntesis de vitamina D disminuye con la edad.

Por lo tanto, en personas cuya demanda de vitamina D es particularmente alta, es aconsejable proporcionar a la dieta productos que sean su fuente, p. Ej. en pescados grasos, hígado, yemas de huevo, leche y champiñones, así como margarinas blandas de buena calidad.

6. Limitar el azúcar y los dulces

El exceso de azúcar y los dulces tienen un efecto negativo en la salud de la abuela y el abuelo: pueden provocar obesidad, aterosclerosis, estreñimiento, problemas dentales y un mayor riesgo de cáncer. Es aconsejable que se sustituyan en la dieta por comidas naturales, como frutas, frutos secos o batidos a base de yogur desnatado.

7. Mucho pescado y aves

Limitar el consumo de productos animales, que son la fuente de grasas saturadas desfavorables, es recomendado por todas las principales instituciones que se ocupan de determinar las recomendaciones dietéticas en el mundo, especialmente el Instituto de Alimentación y Nutrición.

Para reducir el consumo de grasas animales, conviene reducir el consumo de carnes rojas en favor de especies más magras, como el pollo o el pavo. Un buen sustituto también será el pescado, como el arenque, la caballa, el salmón o la trucha, que son una gran fuente de ácidos grasos insaturados esenciales para el corazón, que son esenciales para mantener el nivel adecuado de colesterol. Ayudan a proteger el cuerpo contra la aterosclerosis, en particular los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.

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